20 abr 2009

La jerga de hoy

En “El Laboratorio de GWEN” -página a la que se puede acceder desde este blog-, encontramos hoy un artículo sobre una publicación de Rafael Salillas con fecha de 1896: “El delincuente español. El Lenguaje...Estudio filológico, psicológico y sociológico, con dos vocabularios jergales"
Por entonces, al parecer, se distinguían bien los dos vocabularios jergales. Yo en estos tiempos me pregunto si esa parte de la juventud que utiliza una jerga deplorable -con cuatro o cinco sustantivos y seis o siete verbos (de los cuales la mitad son incomprensibles), más unos pocos sonidos que vaya usted a saber cómo clasificarlos-, sería capaz en una situación determinada, como un seminario, una celebración, o una entrevista de trabajo, de hablar correctamente y con fluidez. La verdad es que debe de resultarles dificilísimo, acostumbrados a no utilizar, como digo, más que un grupo limitado de vocablos.
En cuanto a la relación de la jerga con la delincuencia, todavía hoy en día se mantiene, pero lo malo es que se ha ampliado, de manera que, si bien en nuestra sociedad existía un lenguaje vulgar y un lenguaje culto, ahora tenemos por debajo otras dos categorías, si no son más. La jerga de la adolescencia-juventud, y la jerga de la delincuencia. El peligro es que no se sabe bien dónde está el límite, porque la jerga de la delincuencia es la madre de la otra jerga juvenil. Eso supone para unos padres con las alertas trabajando, no saber en qué momento sus hijos pasan de la tontería a la mala compañía, con lo cual no se sabe muy bien dónde deben saltar las alarmas. Resultado: el alma en vilo permanentemente.
De manera similar, sociológicamente empezamos a encontrar dificultades para delimitar el status en el que se están encasillando los hijos, a pesar de sus potenciales totalmente opuestos y de las advertencias. Pero si algo es importante en el desarrollo humanista de la persona, es el lenguaje, como primer eslabón de la cadena cultural y del intercambio social, de conocimientos, etc.
De ahí, mi gran preocupación: ¿serán conscientes de que están perdiendo ese gran recurso que necesitan para crecer? Algunos, avisados están. Otros, lamentablemente, ni eso. Y da pena que chicos con suficiente formación como para seguir adelante realizándose, creciendo con la mente entre interrogantes y respuestas, preguntándose sobre el mundo y sobre sí mismos, se adhieran a la corriente de la inmadurez, que es el camino perfecto para la incultura y el retraso social.
Encarna