Quiero dar las gracias desde aquí a Javi y a Silvia por leer en antena -Radio 21- mi relato "Nadie le advirtió".
Agradacer a Castillos en el aire el contribuir a la difusión de la literatura y el empujón a las obras de escritores noveles así como las obras no editadas de autores desconocidos.
Están en el 107.3, en el 107.9 y en el 107.8 de la FM, emitiendo desde la Sierra Oeste de Madrid (España).
También se puede escuchar y leer en el blog
http://blogcastillosenelaire21.blogspot.com/
Un abrazo.
Encarna
4 jul 2009
22 jun 2009
Nadie le advirtió
Hacía dos días que se encontraba rara: tenía la extraña sensación de que su cuerpo estaba cambiando. Trató de hacer su vida habitual, pero llegó un momento en el que, arrastrándose por el suelo, apenas podía con su cuerpo; era como cargar con el peso del mundo. Localizó un lugar apartado y lentamente fue deslizándose hacia allí, hasta que llegó a una esquina en la penumbra donde acurrucarse.
Como sentía frío empezó a envolverse con lo que llevaba, hasta que quedó totalmente enfundada dentro de aquellas telas suaves pero resistentes. Seguía notando que en su cuerpo ocurría algo extraño, pero enseguida entró en un relajante sopor y dejó de importarle lo que ocurriera.
Sola, envuelta en sus vestimentas, soñando que se convertía en un ser extraño, pasó veinte días. Entonces, empezó a despertar del letargo, mientras intentaba salir de aquel lío de ropa que le había protegido. Eso era una batalla campal, pero al final lo consiguió.
Fue entonces cuando se miró. Asombrada, contempló que su cuerpo había cambiado totalmente, como en su sueño. ¡Qué maravilla! Sin hacerse más preguntas, movió sus alas y salió volando fascinada.
Nadie le dijo que solo viviría tres días.
Encarna Martínez Oliveras
Finalista en el II certamen de micro-relato
Obra social Caja de Ávila 2009 (Publicado)
Como sentía frío empezó a envolverse con lo que llevaba, hasta que quedó totalmente enfundada dentro de aquellas telas suaves pero resistentes. Seguía notando que en su cuerpo ocurría algo extraño, pero enseguida entró en un relajante sopor y dejó de importarle lo que ocurriera.
Sola, envuelta en sus vestimentas, soñando que se convertía en un ser extraño, pasó veinte días. Entonces, empezó a despertar del letargo, mientras intentaba salir de aquel lío de ropa que le había protegido. Eso era una batalla campal, pero al final lo consiguió.
Fue entonces cuando se miró. Asombrada, contempló que su cuerpo había cambiado totalmente, como en su sueño. ¡Qué maravilla! Sin hacerse más preguntas, movió sus alas y salió volando fascinada.
Nadie le dijo que solo viviría tres días.
Encarna Martínez Oliveras
Finalista en el II certamen de micro-relato
Obra social Caja de Ávila 2009 (Publicado)
He cruzado el océano
¡Quién iba a divinarlo! He cruzado el océano de la mano de una amiga -Isa- porque ya casi no tenía fuerzas para llegar yo sola a nado. Y allí, otra mano extendida me ha arrastrado hasta la orilla (era Neli).
Nuevas fronteras y nuevas esperanzas se forjan ante mí. Sueños de fantasía, tal vez, pero si puedo soñar... es que sigo viva.
Gracias, amigas
Encarna
Etiquetas:
Sociedad,
Viajes y lugares especiales
20 abr 2009
La jerga de hoy
En “El Laboratorio de GWEN” -página a la que se puede acceder desde este blog-, encontramos hoy un artículo sobre una publicación de Rafael Salillas con fecha de 1896: “El delincuente español. El Lenguaje...Estudio filológico, psicológico y sociológico, con dos vocabularios jergales"
Por entonces, al parecer, se distinguían bien los dos vocabularios jergales. Yo en estos tiempos me pregunto si esa parte de la juventud que utiliza una jerga deplorable -con cuatro o cinco sustantivos y seis o siete verbos (de los cuales la mitad son incomprensibles), más unos pocos sonidos que vaya usted a saber cómo clasificarlos-, sería capaz en una situación determinada, como un seminario, una celebración, o una entrevista de trabajo, de hablar correctamente y con fluidez. La verdad es que debe de resultarles dificilísimo, acostumbrados a no utilizar, como digo, más que un grupo limitado de vocablos.
En cuanto a la relación de la jerga con la delincuencia, todavía hoy en día se mantiene, pero lo malo es que se ha ampliado, de manera que, si bien en nuestra sociedad existía un lenguaje vulgar y un lenguaje culto, ahora tenemos por debajo otras dos categorías, si no son más. La jerga de la adolescencia-juventud, y la jerga de la delincuencia. El peligro es que no se sabe bien dónde está el límite, porque la jerga de la delincuencia es la madre de la otra jerga juvenil. Eso supone para unos padres con las alertas trabajando, no saber en qué momento sus hijos pasan de la tontería a la mala compañía, con lo cual no se sabe muy bien dónde deben saltar las alarmas. Resultado: el alma en vilo permanentemente.
De manera similar, sociológicamente empezamos a encontrar dificultades para delimitar el status en el que se están encasillando los hijos, a pesar de sus potenciales totalmente opuestos y de las advertencias. Pero si algo es importante en el desarrollo humanista de la persona, es el lenguaje, como primer eslabón de la cadena cultural y del intercambio social, de conocimientos, etc.
De ahí, mi gran preocupación: ¿serán conscientes de que están perdiendo ese gran recurso que necesitan para crecer? Algunos, avisados están. Otros, lamentablemente, ni eso. Y da pena que chicos con suficiente formación como para seguir adelante realizándose, creciendo con la mente entre interrogantes y respuestas, preguntándose sobre el mundo y sobre sí mismos, se adhieran a la corriente de la inmadurez, que es el camino perfecto para la incultura y el retraso social.
Encarna
Por entonces, al parecer, se distinguían bien los dos vocabularios jergales. Yo en estos tiempos me pregunto si esa parte de la juventud que utiliza una jerga deplorable -con cuatro o cinco sustantivos y seis o siete verbos (de los cuales la mitad son incomprensibles), más unos pocos sonidos que vaya usted a saber cómo clasificarlos-, sería capaz en una situación determinada, como un seminario, una celebración, o una entrevista de trabajo, de hablar correctamente y con fluidez. La verdad es que debe de resultarles dificilísimo, acostumbrados a no utilizar, como digo, más que un grupo limitado de vocablos.
En cuanto a la relación de la jerga con la delincuencia, todavía hoy en día se mantiene, pero lo malo es que se ha ampliado, de manera que, si bien en nuestra sociedad existía un lenguaje vulgar y un lenguaje culto, ahora tenemos por debajo otras dos categorías, si no son más. La jerga de la adolescencia-juventud, y la jerga de la delincuencia. El peligro es que no se sabe bien dónde está el límite, porque la jerga de la delincuencia es la madre de la otra jerga juvenil. Eso supone para unos padres con las alertas trabajando, no saber en qué momento sus hijos pasan de la tontería a la mala compañía, con lo cual no se sabe muy bien dónde deben saltar las alarmas. Resultado: el alma en vilo permanentemente.
De manera similar, sociológicamente empezamos a encontrar dificultades para delimitar el status en el que se están encasillando los hijos, a pesar de sus potenciales totalmente opuestos y de las advertencias. Pero si algo es importante en el desarrollo humanista de la persona, es el lenguaje, como primer eslabón de la cadena cultural y del intercambio social, de conocimientos, etc.
De ahí, mi gran preocupación: ¿serán conscientes de que están perdiendo ese gran recurso que necesitan para crecer? Algunos, avisados están. Otros, lamentablemente, ni eso. Y da pena que chicos con suficiente formación como para seguir adelante realizándose, creciendo con la mente entre interrogantes y respuestas, preguntándose sobre el mundo y sobre sí mismos, se adhieran a la corriente de la inmadurez, que es el camino perfecto para la incultura y el retraso social.
Encarna
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